domingo, diciembre 31, 2006

Propósitos para el 2007

Hace años que acostumbro a escribir por fin de año unos deseos a alcanzar en el año que empieza. Es ya para mí como una tradición que mantengo siempre, aunque evidentemente, mis deseos, casi nunca se cumplen. En parte, porque son en muchas ocasiones metas inalcanzables y que dependen muy poco de mi. Desear que la suerte "me" acompañe es solo un ejemplo de mi propio absurdo.

Pero el año pasado, en uno de esos momentos de cordura brillante tan escasos en esta vida, decidí cambiar "Deseos" por "Objetivos". Y la Magia de las Palabras es tal que ese simple cambio permitió que, por primera vez, alguna de esas metas fuese alcanzada, acariciada o al menos mimada por mis buenas intenciones.

Y es por eso que este año me dediqué a sonreír más, pero también a llorar más, sin miedo, para aprender al tiempo a reírme de mis lágrimas. Me esforcé por ser aun más sincera, perder el miedo y la vergüenza ante los demás, pero también ante mi misma, para poder ser sincera también conmigo, con mis sentimientos, mis deseos y mis ideas. Y por último, en esa búsqueda de la felicidad y la realización personal, meta supongo a la que en última - o en primera - instancia aspiramos todos, me exigí volver a escribir. Algo a lo que en parte me ha llevado a crear este pequeño blog, aun a pesar de mis ausencias y desactualizaciones (lo que en este 2007 intentaré reparar claro)

Hoy, a las puertas del año que empieza y segura tanto de los Objetivos a mantener, como de los nuevos, quisiera compartir con vosotros dos poemas de la maravillosa Berna Wang, aparecida ante mis ojos, hace realmente muy poco, para llenarme con sus palabras de Sueños, Deseos y Esperanzas... pero también de Objetivos. Solo decir que el segundo se lo dedico, además de a mi misma claro, a una persona especial y también amiga a la que aquí llamaré Dr. Caligari. Sin más, un besazo a todos, espero que os gusten y Feliz 2007, año en el que espero se cumplan todos vuestros Deseos, pero sobre todo, vuestros Objetivos.


Ayer
Anhelaba dormir con alguien,
saber que había una luz encendida al final
del pasillo, tras la puerta cerrada,
y que bajo su círculo, alguien me amaba.
Quería que alguien me sacara a bailar.
Necesitaba
que alguien saliera a buscarme el día
que no tuviera fuerzas para volver sola a casa.
Hoy
Vivo en una casa sin pasillos,
bailo sola por las mañanas
(y también algunas tardes).
Y sé que aunque tardase el resto de mi vida,
sabría regresar a casa
desde cualquier lugar del mundo.

.........

Resulta que los demás no sólo nos piensan,
sino que también nos sueñan.
Sin pedirnos permiso,
sin pagarnos derechos,
sin que nuestras indignadas protestas
-« ¡Pero YO no soy así!»-
sirvan de nada.
Habrá que acostumbrarse, entonces,
a convivir con nuestros hologramas
y a que hagan con ellos lo que les plazca.
Mientras seguimos intentando ser,
calladamente, con tenacidad,
nosotros mismos.


martes, diciembre 26, 2006

Elettra en la Ciudad

Y como estamos en época de compartir quería enseñaros una preciosa y divertida historia que descubrí no hace mucho de pura casualidad. Un cuento que nos brinda la marca Lamarthe y cuyo condicionante es terminar con la palabra "bolso". En YouTube solo lo he conseguido en francés (precioso idioma, tal vez mi favorito...) pero sin la música de la versión en español, por lo que os recomiendo que visitéis la web original, que además os permite descargarlo. Espero que os guste tanto como a mi!!





La directora es Zoe Cassavetes, hija de la actriz Gena Rowlands y del actor y director John Cassavetes (sobre el que estoy realizando uno de los varios trabajos de cine en el doctorado) Y está protagonizada por Elettra Rossellini, hija a su vez de la fantástica Isabella Rossellini.

domingo, diciembre 24, 2006

Felices Fiestas a todos!!!

Siempre me ha encantado la Navidad. Presumo de ser una elfa de Papa Noel disfrazada de humana todo el año... Me encanta hacer regalos y vivir todo este pequeño gran ritual de la Navidad: adornar el árbol, magnificar la ilusión con papel de regalo, conseguir arrancar una sonrisa a los que ya no creen en el espíritu navideño... Pero este diciembre parece que es mi espíritu navideño el que no termina de aparecer. Ni sonrisas, ni luces, ni copos de nieve artificial en mi mirada... solo el sonido de la lluvia lejana y el llanto desconsolado. Pero hoy ante el espejo, despeinada, adormilada y sobre todo, cansada de la autocompasión, me he dicho: ¡¡Se acabó!! Y he buscado en ese cajón que todos guardamos, medio olvidado pero lleno de maravillas, un motivo para sonreir. Y pensé que merecía la pena compartirlo con vosotros y desearos con él ¡¡Feliz Navidad!!


Respuesta del New York Saint ante la pregunta de un niño
sobre si existe Santa Claus
Cartas al Director
Navidades de 1887


Santa Claus existe, tan seguro como existe el amor, la generosidad y la compasión. ¿Cómo podrías no creer en él? ¡Qué horror! ¡Tampoco podrías creer en las Hadas!
¿La Fé es real? ¿Y la Gloria? ¿Y que hay de la Magia de un recién nacido? ¿Es real?
Claro que Santa Claus existe, y gracias a Dios que existe. Y ojalá exista siempre para alegrar los corazones de la infancia.

miércoles, noviembre 22, 2006

Lluvia

Siendo justos, es cierto que la lluvia moja, hace que nos congelemos y hasta que enfermemos, estropea nuestros libros y resulta fastidiosa en determinados momentos de nuestra vida y para muchas ocasiones. Al fin y al cabo, pensaréis, la lluvia es tan solo un fenómeno atmosférico más... y ni siquiera el mejor.

Lluvia

Te vas de sus brazos sintiéndote más herida y sola.
Como desnuda en la ciudad oscurecida,
Al menos, el día está tan gris como tú.
Por suerte, suele ser así.

El llanto parece cristalizar de un momento a otro,
Pero reflejado entre luces y miradas, se acobarda,
Refugiándose en tu pecho.

Entonces, una gota de lluvia cae sobre tu rostro y lo recorre,
Acariciando el sendero de las lágrimas no derramadas.
La angustia de la contención desaparece
Y puedes respirar de nuevo.
Así es la mano amiga de la lluvia.


Hay personas que detestan la lluvia. Yo no.

jueves, noviembre 16, 2006

Cuento I. Vida de plástico.


En la encrucijada de alguna noche lejana, soñé que me despertaba transformada en muñeca. Mirando por encima de mi, en mi cama, descubrí con asombro mis pequeñas piernas de plástico, mis manos de plástico, mi pelo de plástico... y mis pestañas pintadas. Creí compartir el horror de Gregorio Samsa, como si fuese un nuevo personaje creado por Kafka para su Metamorfosis. ¡Que surrealismo! Mi existencia reducida a una vida de plástico. ¿Podía pasarme algo peor?

Me detuve entonces ante el espejo de mi tocador (toda buena muñeca tiene uno), incorporada sobre mis diminutos pies de plástico y uñas pintadas de algún color chic. Me detuve. Me detuve buscando un sentido, una explicación ante el horror vacío de significados. Buscando el lado positivo a todo aquello. Intentando no ser una loca dramática... como siempre.

Al menos – pensé entonces- una muñeca es hermosa. Ser un escarabajo sería mucho peor. A la gente, suelen resultarles repulsivos. Sin embargo, adoran las muñecas; las coleccionan, las miman, son todo un símbolo de la infancia y la felicidad. Ser de plástico, por otra parte, tampoco está tan mal. El plástico es duro y resistente, no enferma, ni tiene imperfecciones, y además, al plástico, no le coge el frío. Es normal que las muñecas no tengan preocupaciones. Su mejor amigo suele ser una rana de la suerte, y los campos de rosas se crearon para que ellas durmiesen suavemente sobre sus pétalos. Ser muñeca, realmente, no estaba nada mal. Había un lado poético en todo aquello.


Pero desperté. Mis dedos acariciaron mis pestañas y sentí un cosquilleo. Miré las puntas de mis pies, moví las piernas y no vi restos de partes articuladas. Nada más que piel y carne. Todo blando, frágil, suave. Mi cuerpo. Yo.


Comencé entonces a añorar aquella vida de plástico. A extrañar el placer de regresar a la infancia. A desear aquel inocente sentir ajeno a la maldad del mundo o el descansar tranquilo en el vientre materno, incluso.


Y frente al sueño: una vida corriente, un cuerpo corriente... Y el estrés y el desencato de nuestra sociedad. Resulta imposible dormir sobre rosas. La suerte es un falso amigo. Y nada es poético. Yo, una loca dramática...

domingo, octubre 15, 2006

Antifaces

Hace tiempo que tengo por costumbre anotar toda aquella frase que despierta algo en mí al escucharla. He rellenado así diferentes cuadernos, diarios... o simples papelitos que guardo en cualquier parte y me encuentro por sorpresa en algún rincón mucho tiempo después de haberlos escrito. Lo normal en mí es anotar el autor o, en su defecto, el lugar en donde la he escuchado (normalmente alguna película); pero lo cierto es que desconozco por completo cual puede ser el origen de esta frase:

Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que terminamos por disfrazarnos para nosotros mismos”.

Su hallazgo hace unos días me ha llevado a plantearme los diferentes significados que puede ocultar. Pero lejos de meditar en la hipocresía, las fachadas... a las que nos somete/ nos sometemos (en) este mundo, me ha llevado a detenerme, una vez más (antes de ser Zoe era un gatito XD), en la idea de que es más difícil ser uno mismo, que ser otro.

Creo que nos disfrazamos para los demás por un sinfín de motivos: parecer menos frágiles, más inteligentes, menos inseguros... o simplemente para poder encajar dentro de un rol determinado, entrar a formar parte de un grupo, una comunidad... ser sociales y no individuos independientes, formar parte de un colectivo y no permanecer como seres solitarios... El miedo a la soledad nos acompaña desde la infancia, muta en las diferentes etapas de nuestra vida, pero siempre continúa ahí. Y al fin y al cabo, ¿qué nos da miedo de la soledad?

Nos disfrazamos ante nosotros mismos para no aceptar lo que somos, para no responsabilizarnos de nuestros deseos, de nuestras acciones o de nuestra cobardía. Al fin y al cabo la vida es muchas veces una película, y nosotros, tan sólo un personaje más, un espectador, un actor, un director... pero nunca un guionista. Aceptar ser guionista implicaría responsabilizarnos de nuestras decisiones, ver a nuestra mano construyendo, explícita o implícitamente, todo lo que nos ocurre.

Es mucho más fácil ser otro, interpretar un papel, aceptar que no somos los protagonistas y quejarnos, como buenos actores mediocres, de que nadie nos da el papel de nuestra vida, que la buena historia no llega. Pero realmente nada funciona si somos otros. En algún momento se baja el telón, se apagan las luces, la música cesa y los aplausos se evaporan. Te quitas el antifaz... y solo quedas tú. Y la vida es muy triste si TU es un desconocido.
......

Ojalá la gente no se disfrazase..... Pero parece que la vida es un festival de máscaras para todos.... y si te quitas el antifaz, tu rostro parece un disfraz para los demás.

martes, octubre 03, 2006

A veces...

A veces solo puedes expresar tus sentimientos con las palabras de otra persona. Y entonces, esas palabras, se vuelven tuyas también. Así de mágicas son las palabras ... y la poesía.

"Soy Vertical" de Sylvia Plath
Soy vertical.
Pero preferiría ser horizontal.
No soy un árbol con las raíces en la tierra
absorbiendo minerales y amor maternal
para que cada marzo florezcan las hojas,
ni soy la belleza del jardín
de llamativos colores que trae exclamaciones de admiración
ignorando que pronto perderá sus pétalos.
Comparado conmigo, un árbol es inmortal
y una flor, aunque no tan alta, es más llamativa,
y quiero la longevidad de uno y la valentía de la otra.
Esta noche, bajo la luz infinitesimal de las estrellas,
los árboles y las flores han derramado sus olores frescos.
Camino entre ellos, pero no se dan cuenta.
A veces pienso que cuando estoy durmiendo
me debo de parecer a ellos a la perfección -
oscurecidos ya los pensamientos.
Para mí es más natural estar tendida.
Es entonces cuando el cielo y yo conversamos con libertad,
y así seré útil cuando al fin me tienda:
entonces los árboles podrán tocarme por una vez,
y las flores tendrán tiempo para mí.

miércoles, septiembre 13, 2006

Tristeza

En días como el de hoy solo tengo ganas de caminar, como si caminando pudiese dejar atrás toda la tristeza que me agota, acallar el llanto de bebé que ha decidido anidar en mi cabeza. No importa si llueve y he olvidado el paraguas, como hoy. Camino hacia ninguna parte, buscando la paz... ese silencio interior que nunca llega. Dejando que las lágrimas del cielo limpien mi desaliento. Entonces descubro, en mi soledad rodeada de personas anónimas como yo, sin rostro, ni áurea, ni destino; que nada tiene sentido para mi; y lo más duro, que ya no creo en nada. Y sinceramente pienso que el ser humano necesita creer para vivir, creer en algo, en alguien, en cualquier cosa: en Dios, en la Libertad, en el Amor... o en cosas más banales, como la Belleza. Creer aunque solo sea en uno mismo.

Si ya no crees en nada, ¿qué te queda? ¿Tristeza?

"Rose" de Mark Ryden

Proporcionado por Google Imágenes ante la palabra Tristeza.

jueves, septiembre 07, 2006

Pasión

Ilustración de Victoria Francés
"Favole 1: Lágrimas de Piedra"

"Pasión. Está dentro de todos nosotros. Durmiendo, esperando, y aun sin desearlo, sin pedirlo, se desata, abre sus fauces, y aúlla. Nos habla, nos guía. La pasión nos gobierna a todos, y nosotros obedecemos ¿Qué remedio nos queda? [...] La pasión es la fuente de nuestros mejores momentos, la alegría de vivir, la claridad del odio y el éxtasis del dolor. A veces duele más de lo que podemos soportar. Si pudiéramos vivir sin pasión tal vez encontraríamos algo de paz. Pero estaríamos vacíos. Habitaciones vacías, destartaladas y húmedas. Sin pasión estaríamos realmente muertos."
Ángel en Pasión. Temporada 2 de BVS.

El ser humano es complejo e imperfecto, nos cuesta llegar a conocernos como deberíamos, intentamos llegar a ser algo mejores, o simplemente reconocemos nuestra imperfección. En cualquier caso, nada parece suficiente. Tenemos pasiones y nos dejamos o no llevar por ellas, pero siempre están ahí, susurrándonos... Nos equivocamos constantemente, en parte porque estamos involucrados en una lucha eterna entre lo que llamamos Racional e Irracional. Nos dejamos llevar por nuestros sentimientos o los reprimimos, y nunca jamás se ha logrado llegar a un consenso sobre que es lo "mejor".

Yo, irracionalmente, opto en casi todas las ocasiones por la racionalidad. A esto, algunos lo llamarían cobardía... Aunque sé que, en ocasiones, lo racional se doblega ante la fuerza de lo que es temerosamente incontrolable y entonces, las cosas simplemente suceden sin que reparemos en las consecuencias... A esto, lo llaman egoísmo....

Las pasiones continúan ahí, las escuchemos o no. Nos hablan, nos gritan... o se mantienen agazapadas, esperando. Sin ellas no tendríamos nada, pero con ellas, ¿que tenemos? Tal vez nunca seremos felices si no seguimos a nuestro instinto, a nuestros deseos. Y tal vez nunca seremos felices si no seguimos a nuestra conciencia o a nuestros principios. Pero es que, tal vez, nunca seremos felices.

domingo, septiembre 03, 2006

El Beso

"En un beso, sabrás todo lo que he callado."
Pablo Neruda
Fotografía de Robert Doisneau de 1950.
“El Beso” o “Le Baiser de l’Hotel de Ville”


Hay besos que nos revuelven los sentidos. Pueden liberarnos o aprisionarnos, significar mucho más que un beso, o menos que una palabra. Sellar un pacto, iniciar una tregua, demostrar cariño o terminar una relación... ya que un beso puede ser una caricia, una pregunta, un comienzo o una despedida. Nos gustan, nos disgustan, nos los dan o los damos: por compromiso, por convencionalismo, por amor, por deseo o por amistad. A veces nos dejan indiferentes y otras no podemos olvidarlos.

Solo para empezar, se puede besar en la boca o en las mejillas, en las manos, en el cuello, en la frente, en el alma y hasta en los ojos. Por otra parte, lo normal es besar con los labios, pero se puede también besar con la lengua, con los dientes, con las manos, con la mirada e incluso con la nariz. ¡¡¡De tantas maneras se puede expresar un beso!!!
El poder de los besos es tal, que pueden acariciarnos o abofetearnos. Los hay dulces, cálidos, amargos, adecuados, empalagosos, fríos, falsos, tiernos, robados, sinceros... Hay besos que te petrifican y otros que te hacen volar, besos que no quieres recordar y otros que recuerdas aunque no quieras. Hay besos que nunca debieron darse y otros que perduran en la memoria porque nunca se dieron. Hay incluso besos que borran todos los besos anteriores.
Es por eso que, a veces, un beso se vuelve una necesidad, un anhelo, una búsqueda. Y es entonces besar la única manera en la que podemos expresarnos, la única acción sincera y pura que nos queda.

Sin embargo, besar es, según la Real Academia de la Lengua Española, simplemente “Tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia”. Amor, deseo, amistad, reverencia. ¿Quién podría imaginarse, a través de esta escueta definición, todo lo que puede encerrar un beso?

martes, agosto 22, 2006

La Angustia de la Existencia. Presentación.

Ilustración de Victoria Francés.
"Favole 2: Libérame".

Siempre me han obsesionado las palabras. Definen todo nuestro mundo, catalogan lo que nos rodea, describen, llenan de contenido lo insignificante y a veces también aprisionan lo que no pueden abarcar con su reducido tamaño. No siempre las empleamos correctamente, no las meditamos ni saboreamos todo lo necesario y solamente unos pocos luchamos por hacerlas propias. Pero aun así todos las manipulamos, las envolvemos de nuevos significados, las cambiamos, las forzamos, las entonamos de mil maneras diferentes y, en definitiva, luchamos por catalogarlas dentro de la catalogación a la que ellas nos someten. Ya que todo lo que conocemos, todo lo que sentimos, todo lo que somos, no es nada más que eso... palabras.

De ahí que, para saber quien soy y para comprender lo que siento, o lo que la vida y el mundo me hacen sentir, ya que supongo que es a eso a lo que conducen mis meditaciones existenciales; es imprescindible dominar el llamado arte de la palabra. Conseguir que no sean simplemente los adjetivos, sustantivos, verbos, pronombres..., escuetamente definidos en cualquier diccionario; los que cataloguen mi vida, y así poder dotar a cada palabra de un nuevo significado. Lograr que las palabras llenen... y no que aprisionen.

Es por eso que, en lugar de Clara, María, Elena... o cualquier otro nombre que alguien haya podido escoger para mi, soy Zoe Favole. Porque Zoe significa en griego Vida, y lo único seguro es que, tanto siendo algo bueno como malo, formo parte de ella. Y Favole... Favole simboliza para mi la Búsqueda, la Lucha, la Pasión, la Fuerza, lo Femenino... Y es desde luego como Zoe Favole que intento enfrentarme día a día a la Angustia de la Existencia.

Algo de todo esto reflejaré aquí, supongo. Por supuesto, no recomiendo a nadie que lo lea.