“
Todos estamos en el arroyo, pero algunos miramos a las estrellas”
Oscar Wilde Con estos días de Navidades, deseos y regalos, me ha venido esta frase constantemente a la cabeza. Hace tanto tiempo que la leí (o que me fue revelada), que no recuerdo ni cuando ni como, solo que corrí a anotarla en mi libreta de frases para poder leerla cada día de tristeza. Leerla y sonreír. Pensar, todos estamos en el Arroyo, sí, pero hay esperanza. Podemos mirar al cielo y desear ascender hasta él. Tal vez es posible volar para asir las Estrellas con nuestras pequeñas manos. Creer que yo podía, que puedo, conseguirlo.
Tal vez fue debido a esta idea – no dejar nunca de mirar las Estrellas - que decidí comenzar a dormir con la cabeza a los pies de la cama, las cortinas abiertas, sin persianas... dormir mirando a las Estrellas y a la Luna. Aprendí con ello a apreciar esa belleza que nos arropa el alma y a caminar de su mano alejando los “altos arrecifes de las pesadillas” presentes en mi vida. Y eso era algo que me hacía feliz, porque, en las noches de insomnio, de angustia, de temor...... podía abrir los ojos y, con fuerza, contemplarlas, hablar con ellas... a veces, incluso, llegar casi a alcanzarlas con mis deseos.
Pero a pesar de esos breves momentos de calma y compañía, de esperanza, mis pies seguían anclados en el Arroyo. Mis alas no llegaban a crecer y terminé sintiendo que sin volar no podía vivir, solo jugaba a contemplar una vida que no me pertenecía, sumida en las profundidades del Arroyo de la existencia. Es por eso que, cuando hace unos años escuché el texto que pongo a continuación, se me rompió el corazón y decidí, no sin dolor, alejarme de las Estrellas y con ello tal vez, aunque nunca había sido consciente hasta ahora, sumirme completamente en el vacío:
“¿Quién dijo que todos los deseos pueden ser escuchados? Un deseo a la estrella de la mañana. Alguien lo inventó y otra gente lo creyó. Y mira de que ha servido, solo para mantenernos mirando a las estrellas. ¿Qué pensamos que podemos ver” (Traducción del fragmento de una canción – desconozco el título y el autor – aparecida en la serie
Ally McBeal)
Así que, enfadada con el mundo, instalé persianas en mi casa, corrí las cortinas y volví a dormir de espalda a las Estrellas, abrazada al vacío de mi soledad y desesperanza. Jamás conversé de nuevo con la Luna, aunque las pesadillas continuaban ahí. Y si alguna vez alcé de nuevo mí vista al cielo fue con recelo, con rencor... acorralada ya sin remedio – o así hubiese podido ser- por el temor a la oscuridad de mi letargo.
Por suerte, no me dejaron quedarme acurrucada bajo mis sábanas durante demasiado tiempo. Y las palabras, de nuevo, volvieron a mi cabeza. Sí, algunos miramos a las Estrellas. Algunos las necesitamos. Algunos podemos ver, queremos ver, luchamos por ver. Algunos, incluso, podemos volar. Quizás algunos, podremos salir del Arroyo para correr libres junto a ellas. Mientras las Estrellas brillen todo es posible. Por eso, correr las cortinas y escuchad........
¡Escuchad!
Si brillan las estrellas,
¿quiere decir que a alguien las necesita,
quiere decir que alguien quiere que estén ahí,
quiere decir que alguien llama perlas a esos escupitajillos?
Y alguno, con esfuerzo,
entre los remolinos del mediodía,
temiendo llegar tarde,
se dirige hacia Dios,
llora,
besa su mano nudosa,
e implora,
que haya por lo menos una estrella,
jura, que no podrá soportar un cielo vacío,
y luego anda inquieto,
aunque aparente estar tranquilo.
Le dice a alguien:
”¿mucho mejor ahora, no?
No da tanto miedo, ¿verdad?”
¡Escuchad!
Si brillan las estrellas,
¿quiere decir que alguien las necesita?
Quiere decir que alguien quiere que estén ahí,
quiere decir que es indispensable
que cada noche,
sobre los tejados,
brille, al menos, una estrella.
(Traducción del poema ruso original – ole, ole y ole - cedida amablemente por la persona que además lo compartió conmigo: Spwtnikgirl. Muchas gracias de nuevo guapa)