jueves, febrero 22, 2007
Despertando...
Aprieto la mano que me ofreces y se vuelve resbaladiza. A veces pasa.
A tientas, camino bajo la luz oscurecida de una nueva vida, que no reconozco.
Y el dictado de mi corazón, al que debo seguir, se vuelve lejano,
perdido en el susurro de un océano en el que nunca me había sumergido.
Permanezco atenta, expectante, deseosa.
Acallando al grito de mi respiración, cada vez más agitada y desesperada, ansiosa.
Mantengo los ojos abiertos, bien abiertos.
Pero a pesar de todo, continúo durmiendo.
Entonces me abofeteas, me acaricias.
Me besas, me escupes.
Me abrazas y me alejas.
Yo, incrédula, despierto al fin.
Cierro los ojos... y me marcho.
jueves, febrero 08, 2007
I. La creación de la Mujer
Lilith, compañera de Adán y no fruto de su costilla. Esposa, pero no esclava. Nacida de la materia, igual que el hombre. Nunca inferior, nunca dominada, nunca culpable.
Los ojos viciados de la historia y del arte nos la han mostrado en muchas ocasiones como un ser maléfico. Una femme fatale. Tal vez la primera. Considerada peligrosa y diabólica por ser libre.
Lilith jamás renunció a defender su igualdad. E infeliz con Adán, que intentaba someterla hasta con el sexo, abandonó el Paraíso.
“Lilith consideraba ofensiva la postura recostada que él le exigía. << ¿Por qué he de acostarme debajo de ti? – preguntaba. Yo también fui hecha con polvo, y por consiguiente soy tu igual>>. Como Adán trató de obligarla a obedecer por la fuerza, Lilith, airada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó en el aire, y lo abandonó.” (Sacado de The Woman´s Encyclopaedia of Myths and Secrets)
Después, Dios creó a Eva.