miércoles, septiembre 13, 2006

Tristeza

En días como el de hoy solo tengo ganas de caminar, como si caminando pudiese dejar atrás toda la tristeza que me agota, acallar el llanto de bebé que ha decidido anidar en mi cabeza. No importa si llueve y he olvidado el paraguas, como hoy. Camino hacia ninguna parte, buscando la paz... ese silencio interior que nunca llega. Dejando que las lágrimas del cielo limpien mi desaliento. Entonces descubro, en mi soledad rodeada de personas anónimas como yo, sin rostro, ni áurea, ni destino; que nada tiene sentido para mi; y lo más duro, que ya no creo en nada. Y sinceramente pienso que el ser humano necesita creer para vivir, creer en algo, en alguien, en cualquier cosa: en Dios, en la Libertad, en el Amor... o en cosas más banales, como la Belleza. Creer aunque solo sea en uno mismo.

Si ya no crees en nada, ¿qué te queda? ¿Tristeza?

"Rose" de Mark Ryden

Proporcionado por Google Imágenes ante la palabra Tristeza.

jueves, septiembre 07, 2006

Pasión

Ilustración de Victoria Francés
"Favole 1: Lágrimas de Piedra"

"Pasión. Está dentro de todos nosotros. Durmiendo, esperando, y aun sin desearlo, sin pedirlo, se desata, abre sus fauces, y aúlla. Nos habla, nos guía. La pasión nos gobierna a todos, y nosotros obedecemos ¿Qué remedio nos queda? [...] La pasión es la fuente de nuestros mejores momentos, la alegría de vivir, la claridad del odio y el éxtasis del dolor. A veces duele más de lo que podemos soportar. Si pudiéramos vivir sin pasión tal vez encontraríamos algo de paz. Pero estaríamos vacíos. Habitaciones vacías, destartaladas y húmedas. Sin pasión estaríamos realmente muertos."
Ángel en Pasión. Temporada 2 de BVS.

El ser humano es complejo e imperfecto, nos cuesta llegar a conocernos como deberíamos, intentamos llegar a ser algo mejores, o simplemente reconocemos nuestra imperfección. En cualquier caso, nada parece suficiente. Tenemos pasiones y nos dejamos o no llevar por ellas, pero siempre están ahí, susurrándonos... Nos equivocamos constantemente, en parte porque estamos involucrados en una lucha eterna entre lo que llamamos Racional e Irracional. Nos dejamos llevar por nuestros sentimientos o los reprimimos, y nunca jamás se ha logrado llegar a un consenso sobre que es lo "mejor".

Yo, irracionalmente, opto en casi todas las ocasiones por la racionalidad. A esto, algunos lo llamarían cobardía... Aunque sé que, en ocasiones, lo racional se doblega ante la fuerza de lo que es temerosamente incontrolable y entonces, las cosas simplemente suceden sin que reparemos en las consecuencias... A esto, lo llaman egoísmo....

Las pasiones continúan ahí, las escuchemos o no. Nos hablan, nos gritan... o se mantienen agazapadas, esperando. Sin ellas no tendríamos nada, pero con ellas, ¿que tenemos? Tal vez nunca seremos felices si no seguimos a nuestro instinto, a nuestros deseos. Y tal vez nunca seremos felices si no seguimos a nuestra conciencia o a nuestros principios. Pero es que, tal vez, nunca seremos felices.

domingo, septiembre 03, 2006

El Beso

"En un beso, sabrás todo lo que he callado."
Pablo Neruda
Fotografía de Robert Doisneau de 1950.
“El Beso” o “Le Baiser de l’Hotel de Ville”


Hay besos que nos revuelven los sentidos. Pueden liberarnos o aprisionarnos, significar mucho más que un beso, o menos que una palabra. Sellar un pacto, iniciar una tregua, demostrar cariño o terminar una relación... ya que un beso puede ser una caricia, una pregunta, un comienzo o una despedida. Nos gustan, nos disgustan, nos los dan o los damos: por compromiso, por convencionalismo, por amor, por deseo o por amistad. A veces nos dejan indiferentes y otras no podemos olvidarlos.

Solo para empezar, se puede besar en la boca o en las mejillas, en las manos, en el cuello, en la frente, en el alma y hasta en los ojos. Por otra parte, lo normal es besar con los labios, pero se puede también besar con la lengua, con los dientes, con las manos, con la mirada e incluso con la nariz. ¡¡¡De tantas maneras se puede expresar un beso!!!
El poder de los besos es tal, que pueden acariciarnos o abofetearnos. Los hay dulces, cálidos, amargos, adecuados, empalagosos, fríos, falsos, tiernos, robados, sinceros... Hay besos que te petrifican y otros que te hacen volar, besos que no quieres recordar y otros que recuerdas aunque no quieras. Hay besos que nunca debieron darse y otros que perduran en la memoria porque nunca se dieron. Hay incluso besos que borran todos los besos anteriores.
Es por eso que, a veces, un beso se vuelve una necesidad, un anhelo, una búsqueda. Y es entonces besar la única manera en la que podemos expresarnos, la única acción sincera y pura que nos queda.

Sin embargo, besar es, según la Real Academia de la Lengua Española, simplemente “Tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia”. Amor, deseo, amistad, reverencia. ¿Quién podría imaginarse, a través de esta escueta definición, todo lo que puede encerrar un beso?